Evangelio del día 10 de Junio de 2025.

Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Hoy nos fijamos en la frase:
”Vosotros sois la sal de la tierra.” “Vosotros sois la luz del mundo.”
Los cristianos tenemos que ser la sal de la tierra. Es fundamental que como la sal seamos portadores de incorruptibilidad. Con nuestra vida, con nuestro ejemplo, con nuestra práctica religiosa hecha con fe, tenemos que proponer al mundo una vida digna, llena de fraternidad y caridad, sin injusticias ni violencias.
También tenemos que ser luz para el mundo. Nuestra vida tiene que ser ejemplo de la verdad de Cristo y enseñar a todo el mundo el camino de la salvación.
Nuestra vida tiene que llevar al mundo la esperanza. Hoy nos encontramos en un mundo indiferente ante lo religioso, lo moral y lo ético; lleno de individualismo y egoísmo; un mundo lleno de dioses falsos, consumismo y materialismo que conducen a las personas a la insatisfacción y a la desesperación, a no encontrar un camino que seguir.
Por eso Jesús quiere que con el ejemplo de nuestra vida, seamos ante los demás, la sal que impide la corrupción y luz que ilumina el camino.
Señor queremos ser ejemplo de unidad, luz que guía y sal se reparta por el mundo para llevarle la esperanza en la vida eterna.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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