Evangelio del día 13 de Octubre de 2025.

Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, estaba la gente apiñándose alrededor de Jesús y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

 Hoy nos fijamos en la frase:

            “aquí hay uno que es más que Salomón” “aquí hay uno que es más que Jonás”

¿Qué vemos en este relato evangélico de Lucas?

En primer lugar que Jesús no es un personaje, que hace solo signos y milagros, sino el enviado de Dios que nos ha dejado el signo más importante, su infinito amor por los hombres y el testimonio de su propia vida. Tenemos la Palabra de Dios entre nosotros, la Eucaristía, los Sacramentos. Por la fe sabemos que el Mesías ha venido y nos sigue acompañando cada día. Que hay entre nosotros “uno que es más que Salomón y Jonás, más grande que cualquier poderoso de este mundo”.

Seguramente nuestra sociedad se parece mucho a la generación que conoció a Jesús. Vemos que en muchos aspectos nuestra generación, se ha vuelto incrédula, materialista, egoísta, acomodada y rutinaria; manipulable por los acontecimientos sociales, la ciencia, la política, la vida fácil, el disfrute y falta de moral y ética. Donde parece que solo sirve aquello que podemos percibir con los sentidos o es demostrable empíricamente, mientras que lo espiritual, lo profundo, lo interior del hombre o se ha quedado en segundo plano o ni siquiera se tiene en cuenta e incluso se persigue, se manipula y se degrada.

Y, sin embargo, nosotros sabemos que ahí está Él en medio de nosotros pidiéndonos conversión de corazón. Ahí está su testimonio de vida, pidiéndonos que confiemos en Él, que creamos en Él, que seamos discípulos fieles que anuncian que el Mesías ha llegado, que está en medio de nosotros, que no es comparable a reyes o profetas. Jesús es el Hijo de Dios, que se hizo uno de nosotros para nuestra salvación.

Señor, queremos que tu llamada a la conversión inunde nuestro corazón, vivir la vida nueva que tu resurrección nos ofrece, dar testimonio de la Verdad y amar con todas nuestras fuerzas a los necesitados.

¿Qué nos pide cada día a la vista de este relato?

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.