Evangelio del día 17 de Octubre de 2025.

Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.

A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros.

Hoy nos fijamos en la frase:

            “No tengáis miedo”

Jesús nos advierte del mal de la hipocresía, de las tentaciones del poder, de considerarnos superiores y mejores que los demás. Nos lo dice a nosotros hoy como se lo decía a los miles de personas que cita Lucas.

Hoy nos pide que no tengamos miedo. Nos está invitando a vivir en la verdad, en el amor, en la libertad que Dios nos ha dado. Nos pide que llevemos una vida auténtica en el seguimiento de su Palabra, de sus enseñanzas, del ejemplo que Él nos dio desgastando y entregando su vida hasta morir por nosotros.

Si de verdad nos consideramos cristianos, tenemos que vivir en la luz, con transparencia y con alegría; sin llevar una doble vida, una vida de buena imagen y pocas o malas obras, pues aun lo más escondido Dios lo conoce.

También tenemos que ser conscientes que si Cristo fue perseguido y murió en la Cruz por salvarnos y somos verdaderos seguidores suyos, probablemente nos puede ocurrir lo mismo. Por eso nos dice que no tengamos miedo a quien pueda quitarnos la vida, sino a que no seamos capaces de vivir la alegría del evangelio, la alegría de vivir en plenitud el amor a Dios y a los hermanos, la alegría de la misericordia y el perdón, la alegría de dar testimonio de Cristo con palabras y  obras.

Señor tu que conoces hasta los más íntimo de nosotros, ayúdanos a ser levadura nueva. Que la luz, la transparencia y el amor sean la nueva masa que haga aumentar nuestra fe  y la de los hermanos. Danos la fuerza de tu Espíritu para no tener miedo a mostrarnos como verdaderos cristianos.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.