Evangelio del día 2 de Noviembre de 2025.

Juan 6,37-40
En aquel tiempo dijo Jesús: Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.
Hoy nos fijamos en la frase:
“Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera.”
Este día que conmemoramos y recordamos con cariño a nuestros fieles difuntos, es también un día de esperanza.
Nuestra fe es la fuerza de la esperanza en la vida eterna, de la que ya gozan nuestros seres queridos y todos los que han fallecido a través de los tiempos.
Jesús lo deja bien claro “Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera.”
La esperanza en la resurrección, nos tiene que ayudar a seguir a Jesús, para que como Él nos dice “no se pierda ninguno de los que le ha dado el Padre”. Y, esa misma esperanza se tiene que fundamentar en la creencia de la resurrección en el último día.
La voluntad de Dios, fue enviarnos a su Hijo para guiar nuestras vidas y darnos la salvación. Con su Resurrección venció su muerte, y si el resucitó también resucitaremos nosotros con Él.
Señor, ante el sufrimiento por la separación de nuestros seres queridos, nosotros queremos ofrecer por ellos nuestra oración y que nuestra fe y esperanza se fortalezca sabiendo que Cristo ha Resucitado y la muerte ha quedado vencida.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
Deja una respuesta