Evangelio del día 20 de Octubre de 2025.

Lucas 12, 13-22
En aquel tiempo, dijo uno de la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes.
Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Hoy nos fijamos en la frase:
“guardaos de toda clase de codicia”
Hoy Jesús nos previene sobre la codicia, la avaricia, las riquezas y el egoísmo. Nos pide que no acumulemos bienes terrenales, sino que obremos el bien para acumular riqueza ante Dios.
Ante la tentación de las riquezas, tenemos que estar bien despiertos para que nuestro corazón no se embote y se acabe endureciendo.
Ante la petición de división, que piden los hermanos, nosotros tenemos que actuar en sentido contrario, nuestra actitud tiene que ser compartir.
Nuestra gran cosecha tiene que ser compartir los bienes que recibimos de Dios con los hermanos.
Nuestros graneros tienen que estar llenos de amor a Dios y a los hermanos.
Nuestra vida tiene que ser de entrega al evangelio y a los más necesitados.
Nuestra cosecha tenemos que llenarla de misericordia y compasión, de humildad y comprensión, de comunidad y fraternidad.
La riqueza de nuestro corazón, el tesoro que tenemos que acumular es el servicio, la generosidad, la alegría, la felicidad de sentirnos hijos de Dios y hermanos de todos los hombres.
Señor, hoy queremos pedirte ayuda para no ser tan necios que creamos que la felicidad la podemos encontrar en los bienes materiales; en los apegos a los placeres, el poder y la notoriedad.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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