Evangelio del día 21 de Noviembre de 2025.

Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
Hoy nos fijamos en la frase:
“Mi casa será casa de oración”
Es pasaje evangélico que recogen los cuatro evangelistas, nos tiene que hacer reflexionar, sobre como utilizamos y vemos nosotros el Templo de Dios y donde lo situamos.
Los judíos situaban en el centro del templo físico la presencia de Dios, donde solo podía acceder el Sumo Sacerdote y luego una serie de estancias a las que se podía acceder según categorías, además su entrada se utilizaba para los negocios, como si fuera un mercado.
Jesús no solo crítica y expulsa a los de la entrada, sino que también crítica esta clase de separaciones y privilegios.
Jesús, dice que el Templo de Dios, es casa de oración para todos sin distinción, sin categorías, sin privilegios. Jesús es el Templo nuevo en el que el pueblo llano y sencillo se fija y le sigue, de ahí que los poderosos quieran quitárselo de en medio.
Señor, hoy te pedimos que nosotros seamos como esa gente sencilla a la que enseñabas y te seguía. Que utilicemos dignamente los templos físicos –Iglesias- y templos físicos –personas-, pues somos Templos del Espíritu Santo. Que cuando oremos no lo hagamos por negocio –necesito, dame, concédeme…-, sino que nuestra oración sea dirigida y conducida por tu Espíritu y elevada en alabanza a Dios Padre.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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