28 de Agosto de 2025. Una frase del Evangelio de cada día. “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.”

Evangelio del día 28 de Agosto de 2025.

Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón,  estaría en vela y no dejarla abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?

Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.

Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

Hoy nos fijamos en la frase:

            “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.”

Hoy Jesús nos invita a reflexionar sobre la misión que como cristianos tenemos que cumplir, sobre cómo utilizamos los dones que el Señor nos ha entregado, sobre la responsabilidad que tenemos de conducir nuestra vida por los caminos de Dios, sobre cómo está nuestra espiritualidad, y nos invita a que estemos preparados para cuando Él nos llame.

En primer lugar nos pide que estemos vigilantes. Vigilantes siempre, pues el Señor viene constantemente a nosotros y se nos presenta en momentos que a lo mejor no esperamos; en la vida diaria: cuando nos encontramos con el prójimo, con el necesitado, con el que sufre; en momentos de prueba, enfermedad, problemas físicos o económicos, familiares, de dudas en la fe… y Él está ahí, para ayudarnos, solo nos pide que confiemos en su Palabra. También vigilantes porque no sabemos cuándo será nuestro final, cuando vendrá a llamarnos. Por eso nuestra vigilancia tiene que ser activa, actuando siempre con amor y fidelidad, como si cada día fuera el último.

En segundo lugar nos pide que seamos siervos fieles. El Señor quiere encontrarnos cuando venga a llamarnos: trabajando por el Reino, sirviendo a los hermanos, usando los dones y talentos que se nos hayan entregado. No quiere sorprendernos, pero tampoco quiere que seamos siervos infieles descuidados ni que pensemos que el Señor va a tardar en llegar y ya tendremos tiempo de hacer las cosas bien. Las consecuencias para los siervos fieles es la vida eterna y para los infieles el rechazo y el castigo.

La vigilancia espiritual, a la que nos invita el Señor es estar siempre en comunión y unión a Dios, usar activamente los recursos, dones y talentos que nos ha dado el Señor, servir a los demás con generosidad, con alegría y amor.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.

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