Evangelio del día 28 de Junio de 2025.

Lucas 2, 41-51

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de Pascua.

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Hoy nos fijamos en la frase:

”Su madre conservaba todo esto en su corazón.”

María y José se volvieron a buscarlo. ¿Cuántas veces perdemos nosotros al Señor? ¿Vamos a buscarlo de nuevo?

De José sabemos poco, solo que trabajaba y educaba en silencio a Jesús, por lo tanto era fiel a las decisiones de Dios. Sin preguntar, solamente cumpliendo con la misión encomendada y acogiendo a Jesús y a María, cumpliendo con la misión de padre de familia.

De María nos hablan más en los evangelios. En está ocasión, junto a José escucha a su Hijo palabras que no comprenden “¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”. Y aunque no entienden, ellos acogen de buen grado, sin protestar, la respuesta de su Hijo. Además nos dice que María “conservaba todo esto en su corazón”.

Dos palabras importantes en el evangelio de hoy. Acoger y guardar en el corazón.

¿Cómo acogemos nosotros al hermano? Hoy nos resulta difícil entender muchas de las situaciones que se dan en nuestra sociedad, y no solamente nos cuesta entenderlas, sino que nos cuesta practicar la acogida. Sabemos que es difícil, se dan tantas situaciones y en muchos casos engañosas, que nos es difícil saber cómo atenderlas. Entonces pongámonos en manos de María y pidámosle que aunque no entendamos, nos ayude a ser acogedores como ella, que siempre se fio de las situaciones que le puso el Señor en su vida.

María fue guardando todas las cosas en su corazón. Seguro que al principio no las entendía, pero las acogía con fe y con el tiempo fue comprendiendo cuál era su misión.

La lección para nosotros hoy es ser acogedores aunque no entendamos. La misericordia de Dios y su gran amor nos ayudaran a entender si estamos bien dispuestos a seguirle con fe y a guardar en el corazón aquello que no entendiéndolo, nos ayuda a practicar el bien y seguir a Jesús.

Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María. Queremos Madre que nos ayudes a tener un corazón siempre dispuesto a acoger, escuchar, seguir a tu Hijo y a hacer siempre la voluntad de Dios.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.