Evangelio del día 29 de Abril de 2025.

Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Hoy nos fijamos en las frases:
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños”.
Te doy gracias, un comienzo importante para la humildad. Jesús en nuestro nombre da gracias a su Padre porque Él sabe quiénes le siguen, quienes entienden que Él es el Mesías.
No creo que Dios esconda sus mandatos, su bondad, su misericordia y su amor por todos a los sabios y ricos. Lo que pasa es que estos, no van a entenderle porque piensan que lo saben y lo tienen todo, e incluso puede que para ellos Jesús sea una competencia que les quite poder. Se limitan al cumplimiento y creen que ya se han justificado ante Dios.
Esta sencilla oración de acción de gracias de Jesús, quiere enseñarnos como debemos orar nosotros al Padre. Lo primero es dirigirnos a Él con humildad, con agradecimiento por haber confiado en nosotros.
Y no solo se nos ha revelado, también acude en nuestra ayuda para ayudarnos a llevar los sufrimientos, “aprended de mí”. Nos ofrece descanso si le imitamos, quiere aliviar nuestro cansancio, pero haciéndonos pequeños y humildades de corazón como Él, que siendo Dios, se rebajó a nuestra condición humana para nuestra salvación. Si lo entendemos así, estamos seguros que llevar la carga con su ayuda, será ligera y recibirá la recompensa de la vida eterna.
Hoy podemos preguntarnos:
¿Cómo entiendo yo llevar la carga?
¿Entiendo a Jesús y me comprometo a ayudar a otros a llevar el yugo?
¿Cómo podemos llevar a otros a Jesús, a los que están cansados por haberse desviado o porque no le conocen?
Señor, hoy te damos gracias por habernos elegido para acompañarte en las horas de la noche. Somos pocos, -pequeños grupos- pero confiamos en Ti y cargamos con gusto con aquello que Tú quieras para nosotros y la Adoración Nocturna. Perdónanos, porque es posible, que cómo los sabios y entendidos, no hayamos entendido lo que nos has querido revelar, o nos hayamos instalado en la comodidad de cumplir.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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