Evangelio del día 6 de Diciembre de 2025.

Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Les dijo: «Id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, purificad a los leprosos, echad fuera a los demonios. Gratuitamente lo habéis recibido dadlo gratis”
Hoy nos fijamos en la frase:
“Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca.”
Hoy Jesús nos recuerda la llamada a la misión del Reino “Jesús recorría todas las ciudades y aldeas”. Jesús se apartaba para orar, pero la misión de evangelizar era constante, enseñando, curando, sanando, expulsando demonios… Jesús no se quedaba en un sitio o en una situación, o en oración y esperaba acontecimientos. Jesús cuida como “Buen pastor” de sus ovejas y busca las perdidas.
Jesús, nos manda hoy a nosotros a cumplir con esa misión y especialmente a ir en busca de las ovejas perdidas, “Id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel“. En la situación actual de la Iglesia y del mundo ¿cómo actuamos nosotros? ¿nos quedamos cómodamente en nuestra rutina religiosa, o salimos al encuentro de los hermanos necesitados o perdidos? ¿cumplimos con los preceptos de la Iglesia y nos donamos, o cumplimos… y luego nos vamos cómodamente y hasta el próximo encuentro, liturgia u oración?
La misión es proclamar el Evangelio, anunciar la llegada del Reino, curar, atender y servir a los hermanos. Es darnos gratuitamente a los demás como Jesús se dio por nosotros. Gastar nuestra vida dando gratis lo que Dios nos ha dado. Entregarnos con amor y compasión. Eso es lo que hacía Jesús y pidió a los discípulos de su tiempo.
Señor, porque no queremos sentirnos como ovejas sin pastor, haz que nuestra vida sea una vida de constante oración, entrega al Evangelio y al anuncio de la llegada del Reino.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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