Evangelio del día 6 de Noviembre de 2025.

Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”. Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Hoy nos fijamos en la frase:
“¡Alegraos conmigo!”
Las parábolas de este evangelio, son de misericordia y de gran alegría, pero también nos muestran como es Dios.
Dios perdona siempre. Como decía el Papa Francisco, a Dios lo que más le gusta es perdonar a sus hijos.
En la oveja y la moneda perdidas, al final nos dice “¡Alegraos conmigo!”. Es la alegría de la recuperación del pecador, del hijo que vuelve a encontrarse con el Padre, que regresa a la casa paterna y la felicidad de la Gracia.
El Señor nos invita a pedir perdón y a perdonar, a alegrarnos por nuestra conversión y la de los demás.
Si la alegría de Dios es perdonar, nosotros tenemos que hacer lo mismo. Y Si a Dios le importan los que se pierden –la oveja o la moneda- y siempre sale a buscarlos y cuando los encuentra carga con sus culpas, perdona y se alegra, ese mismo ejemplo tenemos que practicar nosotros con los hermanos: buscar, acoger, perdonar y alegrarnos del encuentro con el hermano, del encuentro y la alegría de volver al amor de Dios, que llenará de nuevo el vacío dejado por nuestras debilidades en el corazón.
Señor, hoy queremos alegrarnos contigo porque sabemos que Tú nunca abandonas a tus hijos, porque nos buscas, nos encuentras y perdonas; porque cada vez que nos recuperas hay una nueva alegría en el Cielo.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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