Evangelio del día 8 de Octubre de 2025.

Lucas 11, 1-4

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

 Hoy nos fijamos en la frase:

            “Cuando oréis, decid:  Padre”

De nuevo vemos a Jesús en oración y a los discípulos queriendo aprender.

Jesús nos pide que nos dirijamos al Padre. Al Padre para alabarle y para pedirle.

Dirigirnos al Padre en una relación de intimidad, con familiaridad y confianza porque somos hijos suyos. Jesús nos invita a compartir esta oración con Él, nos incita a establecer esa relación de Hijo que él tenía y quiere que nosotros al pronunciarla nos sintamos acogidos y protegidos por ese Padre cariñoso que nos protege, que tiene un corazón cercano y lleno de misericordia y de perdón.

El Padre nuestro es una opción de alabanza, de petición de nuestras necesidades espirituales y materiales, de petición de perdón y de deseo de practicar el perdón, de petición de protección para no caer en el mal.

Es una oración hermosa, de la que podríamos ir desgranado la belleza inmensa de cada una de sus frases, de cada una de sus palabras.

Parémonos unos minutos a reflexionar, detengamos en cada frase en cada palabra: “enséñanos” “orar” “decid Padre” “Santificado” “venga” “Reino” “danos” “perdónanos” “perdonamos” “tentación”, son todas palabras profundas, llenas de sentido y significado cristiano; llenas de amor de un Padre cariñoso y tierno que no nos abandona nunca.

Padre, hoy solo queremos decirte Padre, “Abbá” “papá”.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.