Evangelio del día 7 de Agosto de 2025.

Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos». Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Hoy nos fijamos en la frase:
“porque tú piensas como los hombres, no como Dios”
Pedro reconoce a Jesús como “el Hijo de Dios vivo” y Jesús le llama “Bienaventurado”. Es la revelación de Dios sobre un hombre sencillo que empieza forjar su fe, que empieza comprender la grandeza de la persona que tiene delante.
Lo que no ha comprendido todavía es la misión que ha venido a realizar Jesús y que le está confiando para que él la continúe cuando el Mesías se vaya.
Ante el desafío que Jesús empieza a manifestar a los discípulos, de los sufrimientos, lo que ha de padecer, su muerte y resurrección, parece que la iluminación que Pedro ha recibido antes se le nubla, y podríamos decir, que de Pedro, pasa a ser Simón el hombre anterior. Se quiere oponer a la voluntad de Dios, -Señor, te he reconocido como el Mesías, me has confirmado que efectivamente lo eres- ¿cómo todo un Dios va a sufrir y a morir?
Hoy, a nosotros, nos puede pasar lo mismo. Han transcurrido 20 siglos, hemos sido bautizados, recibido la gracia de Dios, escuchado su Palabra y seguramente entendido la vida y milagros del Maestro, hasta que llega la segunda parte, el sacrificio, la entrega, la confianza, el amor a los demás, e incluso la entrega de la vida por el Evangelio.
Jesús gasto su vida, por nosotros, por enseñarnos el camino, la verdad y la salvación para darnos la vida eterna. Por eso tenemos que reflexionar y tratar de entender esa frase a Pedro “porque tú piensas como los hombres, no como Dios”.
Y esto es lo que nos ocurre a nosotros, cuando nos apartamos de Dios, cuando confiamos más en nuestras fuerzas que en la fuerza del Espíritu, cuando no vemos el sufrimiento en los demás y nos acomodamos en nuestra vida, cuando nuestra oración es tibia y rutinaria.
Dios quiere de nosotros respuestas valientes como la de Pedro “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”,
Convencidos de esta afirmación, nuestra vida cambiara de sentido, nuestras metas serán distintas, nuestros proyectos serán realizables, nuestras acciones y decisiones tomaran un rumbo de fe, de esperanza y caridad, porque estaremos intentado acercarnos al pensamiento de Dios y a lo que quiere de nosotros.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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