Evangelio del día 10 de Septiembre de 2025.

Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, levantando los ojos Jesús hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas.
Hoy nos fijamos en la frase:
“Bienaventurados…”
Jesús nos regala hoy una enseñanza, un mensaje y una forma de seguirle muy diferente a lo que el mundo nos ofrece.
Nos bendice, quiere que encontremos en la forma de vivir como Él la dicha y la felicidad, aunque podamos ser perseguidos, odiados, maldecidos y excluidos; aunque pasemos necesidad, nos marginen o tengamos que sufrir y lloremos por su causa. La bienaventuranza, la dicha y la felicidad está en hacer el bien, en hacer la voluntad de Dios.
De los que obran según el modelo que nos presenta Jesús en este evangelio es la recompensa del Reino de los Cielos, y quedaran saciados, dejaran de sufrir, reirán y alcanzaran la felicidad eterna.
Por el contrario, si nuestra vida la centramos en el dinero, la riqueza, el poder, el éxito, el dominio, el figurar y el placer, nos dice claramente que ya habremos recibido nuestra recompensa.
Señor, ayúdanos a ser bienaventurados, a vivir plenamente el evangelio, amando y sirviendo.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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