Evangelio del día 22 de Septiembre de 2025.

Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Hoy nos fijamos en la frase:
“Mirad…”
Mirar: ¿Qué nos pide Jesús que miremos?
Quiere que miremos en nuestro corazón. Que veamos si es un corazón encendido, portador de la luz de la Palabra y la Verdad del Evangelio, o un corazón con una luz tenue, acomodada o incluso escondida por las debilidades y el pecado.
Jesús nos pide que nuestra vida sea luz que brilla, que utiliza los dones recibidos en favor de los demás, que los pone al servicio del Reino de Dios.
¿Cómo alumbramos hoy al mundo los cristianos?
También nos pide que miremos en lo oculto. Examinar en lo oculto de nuestro corazón: si hay dones, los reconocemos y utilizamos adecuadamente; si los ponemos en práctica para llevar una vida autentica en el Evangelio, una vida transparente que emite luz brillante; o si por el contrario tenemos zonas oscuras, grises, de baja luminosidad que debemos corregir, para que brille la Verdad, para que escuche la Palabra. Para que estemos atentos a como oímos, entendemos y practicamos el amor a Dios y a los hermanos.
Mirar lo que tenemos, esos dones y gracias que Dios nos da en abundancia, y revisar si los ponemos a trabajar, si iluminan a los demás, si sirven a los hermanos. Si es así, si damos gratis lo que el Señor nos da gratis, notaremos que recibimos mucho más. Una vida más plena, más llena de gracia, más auténtica y feliz. Si por el contrario nos reservamos todo, si no vemos a los hermanos, si no llevamos una vida de servicio y entrega por Jesús, nos encontraremos que perdemos aquella felicidad que creemos tener, aquello que se nos ha dado gratis, y nuestro corazón estará vacío, no servirá para iluminar nuestra vida ni la de los demás.
Señor, eres la luz que ilumina nuestra vida, mira nuestro corazón y enciende en él una llama viva que sirva de luz y guía para el mundo.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
Deja una respuesta