Evangelio del día 11 de Octubre de 2025.

Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Hoy nos fijamos en la frase:
“Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”
Nos encontramos en este breve evangelio en primer lugar con alabanzas a la Virgen, Madre de Jesús. Una mujer sencilla, seguro que una mujer relegada por la sociedad judía, una mujer que no tenía ninguna importancia, ningún valor para los dirigentes sociales y religiosos. Sin embargo la frase que dice está llena de fe, llena de amor de madre, llena de bendición a la Madre que nos ha traído al Mesías, al Dios Salvador.
La contestación de Jesús no desdice ni anula o desprecia la bienaventuranza de la mujer, al contrario, la confirma, la hace más fuerte, más profunda. La primera bienaventurada es su Madre, que escuchó, la Palabra de Dios, -anuncio del Ángel- se puso a su disposición –hagas en mí según tu Palabra- y se dispuso a servirle y cumplir su voluntad, se fió del Ángel y concibió por obra del Espíritu Santo al Hijo de Dios.
También Jesús quiere que nosotros hagamos como María: escuchar su Palabra y cumplirla. Y esto supone, algo más que escuchar la Palabra en las liturgias, o en charlas y conferencias. Escuchar la Palabra tiene que suponer para todo cristiano, recibir formación para entenderla, ponerse en disposición de escuchar con el corazón, para que esa Palabra limpie, libere, penetre y purifique todo pensamiento, toda obra, toda acción que nos conduzca a cumplirla, con fe, con amor, con misericordia y compasión, con fuerza de Espíritu para mostrarnos como verdaderos cristianos, como auténticos discípulos de Cristo.
Señor, hoy queremos que todos los hombres sean bienaventurados y amados por ti y por tu Madre, la Virgen María, que supo escuchar y dar un SI para que se pudiera realizar nuestra salvación. Gracias Madre por ser nuestra mediadora ante tu querido Hijo.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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