Evangelio del día 27 de Octubre de 2025.

Lucas 13,10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».
Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.
Hoy nos fijamos en la frase:
“Mujer, quedas libre de tu enfermedad”
Jesús ve la enfermedad de aquella mujer. También ve en nosotros las heridas de nuestras debilidades, nuestros problemas, nuestros apegos y ataduras mundanas, nuestras dudas espirituales. Jesús ve en cada uno de nosotros a la persona y sus necesidades, sus alegrías, sus dudas y problemas.
Donde nosotros vemos normas que cumplir, Jesús solo ve la necesidad de dignificar a la persona, la necesidad de levantarla, de sanarla, de darle una vida nueva.
¿Qué nos pide a nosotros?
Ser sensibles con los demás.
Ser compasivos.
Tener en cuenta las necesidades.
Poner por encima del cumplimiento estricto y frio de las normas la dignidad y la vida de las personas.
Señor, queremos seguir tu ejemplo aunque nuestras actuaciones como cristianos puedan resultar incómodas. Libéranos de la hipocresía y del rigorismo de las normas.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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