Evangelio del día 10 de Noviembre de 2025.

Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.
Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo».
Los apóstoles dijeron entonces al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor les contestó: «Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería».
Hoy nos fijamos en la frase:
“Tengan, pues, cuidado.”
Tres cuestiones nos plantea Jesús hoy y nos pide que tengamos cuidado:
Evitar ocasiones de pecado y escándalo. Por lo tanto además de evitar en nosotros mismos las ocasiones de pecado, además y muy importante es evitar que nuestra conducta pueda escandalizar y hacer que otros caigan, que otros se desvíen del camino y pierdan la fe y la gracia de Dios. Mucho más grave es el escandalo si influye en la desviación y caída de los más pequeños. La severidad de estas palabras es bien comprensible, ya que Jesús se identificaba con los pequeños y más pobres.
La importancia del perdón. ¿Cuántas veces tenemos que perdonar? Siempre, siempre, siempre. Si arrepentidos sabemos que Dios nos perdona siempre, ¿vamos nosotros a cuestionar a Dios? Imitemos al Señor y perdonemos y procuremos reconciliarnos con nuestros hermanos. Jesús insiste en varios pasajes evangélicos en la importancia del perdón, que tiene que ser gratuito, tal y como Dios nos perdona a nosotros.
El tamaño de nuestra fe. En esta ocasión, cuando los Apóstoles le piden a Jesús que aumente su fe, Jesús les hace la comparación con una semilla casi insignificante de la que crece un árbol grande. Posiblemente a los Apóstoles, como hoy a nosotros, se nos plantee esta cuestión, no solo por el tamaño de muestra fe, sino por el párrafo anterior sobre cuantas veces tenemos que perdonar, cuanta fe tenemos que tener para poder perdonar.
Cuando nos han ofendido no es fácil perdonar, estamos dolidos, enfadados por la ofensa y nos cuesta entender los motivos por los que Dios perdona, para hacer nosotros lo mismo. Pues con ese poquito de fe en Jesús y mucho amor con toda seguridad que lo conseguiremos.
Señor, hoy queremos pedirte que nos concedas una fe firme, capacidad de perdonar siempre, perdón por nuestras debilidades y pecados, y no ser nunca jamás motivo de escándalo y mal ejemplo para los demás.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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