Evangelio del día 25 de Noviembre de 2025.

Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Hoy nos fijamos en la frase:
“algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba”
Hablaban del templo, preguntaban ¿cuándo y cómo?, Jesús advierte de engaños, del tiempo que ha de llegar, de enfrentamientos y desastres.
Quizás nosotros hoy tendríamos que fijarnos y reflexionar sobre, la percepción que nosotros tenemos del templo y del fin de los tiempos.
Nos admiramos ante los grandes templos cristianos que se han construido o ante las pequeñas iglesias o ermitas; ante imágenes bellas de Cristo, la Virgen y Santos… Los vemos muchas veces y visitamos como museos, arquitecturas inmensas y preciosas construcciones, pero eso no es lo que Jesús quiere de nosotros.
El templo que Jesús quiere que veamos, es un Templo de oración, de recogimiento, donde se escuche su Palabra y se realicen los Sacramentos, donde se le Adore en la Eucaristía y se viva la vida cristiana comunitariamente, para salir al mundo llenos de su Espíritu a repartir el amor y las gracias recibidas.
Jesús está viniendo constantemente a nosotros, por eso no debe de preocuparnos su venida final, solamente debemos estar preparados, convertimos cada día más y más a Él, y a tener en cada momento el corazón abierto para experimentar su presencia en nosotros.
Señor, hoy queremos pedirte que nos ayudes a no ser superficiales en nuestro compromiso de vida cristiana. Que nuestro principal templo sea nuestro corazón abierto a la Fe en tu Palabra, a la Esperanza en la vida eterna y a la Caridad con los necesitados.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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