Evangelio del día 28 de Noviembre de 2025.

Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Hoy nos fijamos en la frase:

            “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”

En este final de año litúrgico el evangelio de San Lucas, sigue en un tono apocalíptico y escatológico. Como ya hemos visto en días anteriores, la invitación de Jesús es estar vigilantes, estar preparados, estar en constante conversión, ser perseverantes en el servicio del Reino. Anuncia desastres, grandes turbaciones y sufrimientos, pero en todos estos relatos al final brilla especialmente la esperanza en la salvación.

Veamos lo positivo, lo hermoso de estos anuncios de Jesús. La higuera y los árboles con brotes nuevos, significan tiempos nuevos, tiempos hermosos, tiempos de gracia del Señor, porque el Señor y su Reino siempre están cerca.

La frase final nos anima a que trabajemos para que sus palabras no desaparezcan nunca, y Él nos asegura que así será, los tiempos, las generaciones han pasado y  nosotros se nos acabara algún día esta vida, pero sus palabras permanecerán siempre.

Entonces nuestra esperanza, nuestra alegría, tiene que estar puesta en el discipulado, en la misión, en el amor y la confianza en su Palabra, en que nuestra vida esté al servicio de la Palabra para que permanezca siempre.

Señor, queremos estar vigilantes siempre y que la fidelidad a tu Palabra sea nuestro alimento y esperanza en la vida eterna.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.