Evangelio del día 10 de Diciembre de 2025.

Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Hoy nos fijamos en la frase:
“Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí…”
¿Qué carga es la que quiere Jesús que llevemos nosotros?
No cabe duda que si nos fijamos en Él, en su vida, en su forma de actuar y de hacer las cosas. Lo que quiere que carguemos es el amor.
¿Y para que quiere que carguemos con el amor, ese yugo a veces tan difícil de llevar?
Está claro que para repartirlo. Jesús vino al mundo para entregarnos todo su amor, para desgastarse, partirse y repartirse, entregándose a los demás.
Llevar el yugo del amor junto a Él, es vivir de forma distinta a la vida de las prisas, de la incertidumbre, del bullicio, del individualismo, de tantas cosas que nos separan de Dios. Cargar con el amor de Jesús es vivir una relación nueva e intensa con Dios y con los hermanos. Estar unidos a Jesús ensancha el corazón, abre nuevos horizontes en nuestra vidas, que pasan de anónimas e incluso anodinas a vidas protagonistas de un discipulado activo, eficaz y creativo de servicio al Reino. Un discipulado esperanzado en el amor de Dios, que sirva de alivio y consuelo a los demás.
Señor esta Adviento, queremos actuar con esperanza en tu venida, cargando fraternalmente con el peso que agobia a los hermanos con humildad, para que descansen, alivies sus cargas humanas, y que nosotros procuraremos no trasladar esas cargas a los demás.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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