Evangelio del día 21 de Octubre de 2025.

Lucas 12, 35-48
En aquel tiempo, dijo Jesús: Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.
Hoy nos fijamos en la frase:
“estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda”
Jesús nos advierte de cómo debe de ser nuestra vida: estar siempre preparados para cuando el venga de nuevo. Esta preparación tenemos que conseguirla a través del servicio y el trabajo en el anuncio del Evangelio, del servicio a los más necesitados, del compromiso a extender el Reino de Dios.
Por eso nos pide que estemos preparados para el trabajo que Dios necesita de cada uno de nosotros, que seamos lámparas que alumbren al mundo, servidores que aguardan y abren su corazón al Señor para a semejanza de Él, como hijos suyos llevar al mundo el amor, el perdón y la esperanza.
Ser lámparas encendidas, es llevar a Cristo en nuestra vida como la luz que ilumina la verdad, que vigila, cuida y da sentido a la vida cristiana.
A los hombres que aguardan al Señor, que están vigilantes en cumplir con la ley de Dios, no solo los llama bienaventurados, sino que es tan grande el amor de Dios por sus hijos, que cuando llegue el momento de la llamada, será el mismo Señor quién abrirá la puerta y se pondrá a servirles la mesa.
¡Que amor y misericordia tiene el Padre! Que nos hace hijos suyos, semejantes a Él, nos envió a su Hijo Jesucristo para salvarnos y está dispuesto no solo a sentarnos a su mesa sino a servirla.
¿Seremos nosotros capaces de negarle esa paternidad y semejanza, ese servir y amar a los demás como Él nos ama?
Señor, alimenta nuestra fe y ayúdanos a estar preparados a servirte y servir a los hermanos. Queremos ser hombres y mujeres que aguardan con alegría el encuentro contigo.
Adorado sea el Santísimo Sacramento.
Sea por siempre Bendito y Alabado. FVR.
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